¿Qué fue lo que se rompió?
La Libertadores 2025 debía ser una oportunidad para que Liga Deportiva Universitaria demuestre jerarquía. Pero lo que hemos visto es todo lo contrario: un equipo confundido, sin estilo y, lo más alarmante, sin alma cuando juega en casa. El Rodrigo Paz Delgado ya no impone respeto. Hoy parece más un teatro de sombras que una fortaleza.
¿Dónde quedó el LDU agresivo, imponente en su casa, ese que en Quito mordía primero y preguntaba después? Hoy el equipo se arrastra en el Rodrigo Paz Delgado como si el aire le pesara más a los albos que a sus rivales. Y sí, podemos hablar de cambios tácticos, de un “nuevo ciclo”, pero la pregunta es simple: ¿quién le cree al proyecto de este cuerpo técnico?

Las contrataciones, lejos de potenciar, parecen haber sido una ruleta rusa con más balas que suerte. ¿Aciertos? Pocos. ¿Errores? Varios. ¿Soluciones? Ninguna a la vista.
Y luego está la ausencia de Ezequiel Piovi. No solo se fue un capitán, se fue el eje del medio campo, el termómetro del equipo. Hoy, sin su liderazgo, LDU navega a la deriva, con un medio que ni corta ni crea.
La hinchada se pregunta con razón: ¿quién manda en este equipo? Porque lo que se ve en la cancha no es Liga. Es una sombra tibia, irreconocible.
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